Mis muros no dejan de reventar nudillos.

Veinte del once del 2017 a las 04.07 am.

Acabo de ver pasar otro insomnio más que lleva grabado tu nombre,
otra de esas noches en las que las lágrimas se me amontonan en la garganta
y no me dejan respirar.

Que ya no sé si te perdiste en el camino al volver
o tan solo encontraste otro mejor donde pasar las noches de invierno.

Que mis muros no dejan de reventar nudillos,
la piedra no para de golpearme el pie
y mis labios no se cansan de buscarte entre copas ahogadas en hielo.

Y es que,
hoy vine a hablar de ti,
pero, como no,
acabé perdida entre las palabras que no fui capaz de decir,
dándome cuenta de que va más rápido mi vida que yo,
que debo dejar de sentarme a esperarte
e intentar alcanzarla.

-CP









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