Arrasando conmigo, pero también contigo.

Que no te engañen,
no fuiste la gota que colmó el vaso, fuiste el tsunami de después,
arrasando con todo lo que se cruzaba a su paso,
arrasando conmigo, pero también contigo.

Y aun así, desde entonces,
solo he podido hablar del archipiélago que formaban tus lunares bajo la camisa,
de esas pequeñas islas desperdigadas por tu cuerpo,
incitando a cometer un pecado capital,
y que locura,
por qué no sé si lo sabes, pero tenías la poesía escondida entre la piel,
y te arrastré, te arrastré durante mucho tiempo atado a la suela de mi zapato,
paseando tu recuerdo entre asfaltos.

Pero no te engañes,
hablo en pasado, 
hace tiempo que decidiste irte,
y septiembre ya se puede oler en las aceras cuando deja de llover.

-CP


Comentarios

Entradas populares