Su nombre entre las líneas de tus estrofas.

Seamos sinceros,
he visto como la miras cuando tomas alguna copa de más,
de la misma forma que un ciego mira el mundo por primera vez,
fijándote en todos los detalles,
aun cuando camina rápido y es difícil no perderse con el vuelo de su falda.

Porque te empeñas en ahogarte en café,
si no te gusta lo amargo de otros besos;
si cada vez que hablas de su cuerpo se te escapa un suspiro
y volteas la cara para que no te vean llorar.
Que el sexo, es solamente eso,  sexo;
y su mirada esconde mucho más que mil orgasmos.

¿Por qué buscarla en el culo de la botella de otros labios?
Si ella ha sido la única capaz de escribir poemas en cada uno de tus pestañeos,
si cada vez que cierras los ojos imaginas su sonrisa
y pierdes la cordura imaginando el tacto de sus piernas con las tuyas,
bajo el cobijo de una cama que siempre acaba desecha.

Que ínfimo e insignificante te sientes cuando te encierras en el abismo de tu pecho izquierdo,
dejándote llevar por la taquicardia de tus pensamientos,
con ese afán tuyo de hablarle a la almohada de su recuerdo,
pensando que así calamaras las ganas de escribirla
y acabas repitiendo su nombre entre las líneas de tus estrofas.

-CP











 

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