Ir más lejos que el humo de sus caladas.

Poco se habla del abismo que se crea en su mirada al pensar en el pasado,
del dolor que recae en mi espalda al no ver su sonrisa,
porque esta claro,
que la vida me duele un poquito menos cuando explota a carcajadas.

Y que catástrofe insistir en desnudarme delante de sus demonios,
desbordando fragilidad, dejando que me destruyan,
para verme reflejada en cada pedazo, a mi o a ella, ya no sé.

No pude comprender el color cielo de sus ojos e hice caso omiso a mi cabeza,
quise frecuentar la curva que se forma en el reborde de sus labios cuando baila
y plasmar sonrisas allí, donde otros, dejaron cicatrices.

Ir saltando de lunar en lunar por su espalda al compás de mis versos,
recordando así, que lo único que me vale, es su sonrisa.

Ella, que es chica de desamores, de copas y resacas,
ella, que llora a escondidas y se hace de piedra mientras todos la hacen polvo;
está empeñada en pisar con los pies descalzos el rocío de la mañana,
mañana que le perfila la cara en mis sueños.

No fui capaz de ir más lejos que el humo de sus caladas,
quedándome a su lado por si necesitaba que la arropara en abrazos,
por si sus caderas pedían a gritos que regresara a su encuentro;
porque aun con lágrimas en los ojos verla me hacía sentir feliz.

-CP












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