El problema era sonreír al recordar su sonrisa.

Quererla era como correr en sentido opuesto,
correr con los ojos vendados en medio de un precipicio
y aun tener esperanzas de no derrumbarse en el intento.
Pero esa sonrisa suya, esa maldita sonrisa,
hacia que mis fragmentos se armaran de nuevo tras la caída,
para quizá, quererla un poquito más.

Sentada al borde del abismo que tiene por mirada
pensaba en acercarme lo suficiente,
lo que fuese necesario como para verme reflejada en sus ojos,
en ese verde de ojos que todos matarían por fumar en papel.

No había conocido droga más potente que su locura,
ni sencillez más compleja que la que escondía su desnudo;
había besado muchos labios,
aunque ninguno comparable con los que guardaba tras sus bragas.

La deseaba a mi lado, y si se le antojaba, encima mío también,
quería aprenderme de memoria sus lunares y encontrar sus alas,
esas que jamás querría cortar.

El problema era saber que quererla me dejaría con los días contados,
y que la poca cordura que poseía acabaría conmigo,
El problema era sonreír al recordar su sonrisa,
aun dando palos de ciego intentando entrar en su vida.

-CP














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